sábado, 29 de mayo de 2010

CORPUS CHRISTI, DÍA DE CARIDAD

Carta de D. Daniel Valera Hidalgo, nuestro Director Espiritual

Nos disponemos a celebrar con gran alegría y gratitud la fiesta del Corpus Christi: la exaltación y el reconocimiento del Cuerpo y la Sangre del Señor. El gran signo de un amor que se entrega y un amor que se queda.
Es un amor que se acerca. Puede sentir su calor y su intimidad. Se acerca, superando distancias espaciales. Está ahí, compañero de camino en la mesa de la fraternidad.
Es un amor que se queda. Está ahí un día y otro para alimentarnos y fortalecernos, en el camino de la Fe.
Es un amor que se entrega. Dónde el amor alcanza su máxima intensidad. El pan que se parte y el vino que se ofrece es el signo profético de una vida donada: un Cuerpo roto y una Sangre derramada por amor.
Es un amor que se comparte. Está hecho para ser alimento de todos. Está dispuesto a multiplicarse, para que nadie muera de necesidad. Pura generosidad.
Es un amor que une, pero no sólo a Dios con el que lo come, si no a todos entre sí.
Es un amor que sirve. Humilde, dispuesto a ayudar a lo que haga falta, incluso a lavar los pies. Por eso ha quedado no para ser servido si no para servir.
Es un amor que salva. Porque alimenta, fortalece, libera y cura. Es a la vez alimento y medicina. Es, incluso, alimento de la inmortalidad.
Es un amor que perdona. Que prefiere la misericordia al sacrificio y renueva la amistad ...
La fiesta del Corpus Christi, de este año 2010, siempre, pero más aún ahora que padecemos una grave crisis socio-económica, ha de ser la fiesta de la Caridad, de la Solidaridad.
Por eso, es la hora de compartir. El problema es que estamos convencidos de lo que hay que hacer, pero no lo hacemos. Este día te invita a ser consecuente con lo que crees. Si tienes que compartir, comparte; si tienes que servir, sirve; si tienes que compadecer, compadece; si tienes que perdonar, perdona; si tienes que luchar por la justicia, lucha; si tienes que amar, ama.
Tienes ante ti un abanico impresionante de posibilidades en la práctica de la Caridad. Porque caritativo es el que hace suyos los problemas de los demás. Caritativo es el que comparte su pan con el hambriento y su capa con el que tiene frío. Caritativo es el que acoge y ayuda al inmigrante y no se contenta con lamentar las miserias del mundo. Caritativo es el que entrega parte de su salario para ofrecer un signo de amor a los que carecen de lo indispensable. Caritativo es el que crea en las actuales circunstancias un puesto de trabajo, aunque no le salgan redondas las cuentas. Caritativo es el que acompaña al enfermo o al anciano el tiempo que sea necesario, sin mirar el reloj.
Hay, en fin, muchas maneras de ser caritativos y solidarios: siempre que salimos de nosotros mismos y nos acercamos al otro; cuando ayudamos a resolver un problema por pequeño que sea, cuando luchamos por la justicia y asumimos un compromisos social; cuando trabajamos con espíritu de servicio.
Y todo esto, ¿por qué? Porque el Sacramento de la Eucaristía no lo podemos separar del mandamiento de la caridad. No se puede recibir o adorar el Cuerpo de Cristo y sentirse alejado de los que tienen hambre o sed, son explotados o extranjeros, están encarcelados o enfermos. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: la Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres.

Daniel Valera Hidalgo
Director Espiritual

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.