El nombre de “sacramentales” nos trae a la memoria el de “sacramentos” y manifiesta una íntima relación entre unos y otros. Los sacramentales ayudan a los hombres para que se dispongan a recibir mejor los efectos de los sacramentos, efectos que el Concilio llama principales.
¿En qué se diferencian los sacramentales de los sacramentos?Mientras los sacramentos son de institución divina, pues los ha instituido el mismo Jesucristo, los sacramentales son de institución eclesiástica, es decir, los ha creado la Iglesia. Además, en cuanto a los efectos también hay diferencias.
Los sacramentos producen la gracia “ex opere operato”, o sea, todo sacramento obra, tiene eficacia por el hecho de ser un acto del mismo Jesucristo; no obtiene su eficacia o valor esencial ni por el fervor ni por los méritos del ministro o del sujeto que recibe el sacramento. En cambio, los sacramentales obran “ex opere operantis Ecclesiae”, es decir, que reciben su eficacia de la misión mediadora que posee la Iglesia, por la fuerza de intercesión que tiene la Iglesia ante Cristo que es su cabeza. Los sacramentales producen sus efectos por la fuerza impetratoria de la Santa Iglesia y tienen como fin que todos los actos de la vida puedan ser santificados.
Algunos de estos sacramentales afectan a toda la Iglesia local, por lo que se reservan al obispo, como es el caso de la dedicación de iglesias y altares. Otros los realizan los presbíteros o diáconos, e incluso algunos, como ciertas bendiciones, podemos hacerlas los laicos.
La iniciación cristiana, que se realiza sobre todo por los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la primera Eucaristía, contiene diversos sacramentales: la signación en la frente, los exorcismos, la unción con óleo de catecúmenos y crisma, y la bendición del agua. La memoria de estos sacramentos también se aviva con sacramentales como la aspersión dominical, la señal de la cruz con agua bendita y la renovación de las promesas bautismales.
A lo largo del año cristiano realizamos también varios sacramentales muy significativos, incluidos en la celebración de los sacramentos: la bendición e imposición de cenizas, la bendición de palmas y la procesión de entrada del Domingo de Ramos, la adoración de la Cruz el Viernes Santo, la procesión y las oraciones de rogativas, la bendición y procesión con candelas el dos de febrero, las procesiones en honor de la Virgen o de los Santos o de Semana Santa.
Un sacramental muy cercano es la oración con que invocamos la bendición de Dios sobre las personas, los edificios, las imágenes y los objetos. El libro llamado Bendicional contiene las fórmulas litúrgicas adecuadas a cada caso.
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